Cuando las palabras no bastan: cómo entender y prevenir la escalada de la violencia

La violencia no siempre irrumpe como un estallido inesperado. A veces, crece lentamente, como una llama que se aviva con cada malentendido, cada desprecio, cada silencio. Comprender cómo se origina y cómo se desarrolla la escalada de la violencia es clave para prevenirla.

¿Qué entendemos por violencia?

La violencia es más que un acto físico. También incluye cualquier comportamiento que busca dañar psicológica o emocionalmente a otra persona o grupo. Puede tomar la forma de:

  • Violencia física (agresiones, golpes)
  • Violencia verbal (insultos, amenazas)
  • Violencia psicológica (chantaje emocional, manipulación)
  • Violencia estructural (discriminación sistémica, exclusión social)

Todas estas formas dejan huella. No siempre visible, pero sí profunda.

🚨 Cómo se produce la escalada de la violencia

La violencia, en muchos casos, sigue un patrón. Es rara la situación en la que aparece de forma súbita sin señales previas. La mayoría de las veces, los conflictos crecen poco a poco, como si subieran por una escalera en la que cada peldaño es más difícil de bajar.

De lo pequeño a lo peligroso

Una discusión aparentemente insignificante —por ejemplo, entre adolescentes en redes sociales— puede derivar en una agresión física. ¿Cómo es posible? Algunos de los factores que alimentan esta escalada son:

  • Falta de habilidades de comunicación: No saber expresar el malestar puede generar frustración acumulada.
  • Dificultad para resolver conflictos: Se recurre al ataque cuando no se conoce otra alternativa.
  • Influencia de terceros: A veces, el deseo de “demostrar” algo ante los demás promueve reacciones agresivas.

👉 Un caso típico: en una clase de secundaria, un malentendido entre dos alumnos deriva en un comentario sarcástico. Las risas del grupo aumentan la tensión. Lo que podría haberse resuelto con una conversación acaba en un empujón… y, después, en una pelea.

🌍 Factores sociales que influyen en la violencia juvenil

En España, preocupa especialmente el aumento de la violencia entre jóvenes. Más allá de los conflictos personales, existen factores sociales que predisponen a estos comportamientos:

  • Desigualdad económica
  • Falta de oportunidades laborales
  • Exclusión social
  • Modelos de conducta violentos en los medios
  • Presión del grupo o necesidad de pertenencia

Según un informe del Ministerio del Interior (2023), el uso de armas blancas entre adolescentes ha aumentado un 15% en los últimos cinco años. Parte de este fenómeno se relaciona con la percepción de accesibilidad y la glorificación de la violencia en algunos entornos digitales o culturales.

🧠 ¿Qué ocurre en el cerebro durante la escalada de la violencia?

El cerebro humano reacciona a la amenaza activando la amígdala, el centro del miedo. Cuando una persona se siente atacada (física o emocionalmente), su capacidad de razonar se ve reducida. Esto se conoce como secuestro emocional (Goleman, 1996), y puede llevar a una reacción impulsiva y desproporcionada.

🧪 Dato interesante: en el famoso experimento de los monos rhesus de Harry Harlow, se observó cómo la falta de vínculos seguros generaba conductas agresivas o ansiosas. Algo similar ocurre con jóvenes que han crecido sin referentes emocionales estables.

🛠️ ¿Cómo prevenir la escalada de la violencia?

La prevención no se limita a castigar conductas violentas. Es fundamental actuar sobre las causas que las generan. Algunas medidas efectivas incluyen:

Educación emocional y resolución de conflictos

Programas que enseñan a identificar y expresar emociones, así como a resolver desacuerdos de forma pacífica.

Mediación escolar y comunitaria

Figuras que intervienen antes de que un conflicto se agrave, facilitando el diálogo entre las partes.

Fortalecimiento del tejido social

Ofrecer oportunidades laborales, actividades culturales y espacios seguros reduce el riesgo de exclusión y violencia.

Campañas de concienciación para la escalada de la violencia

Romper con la normalización de la violencia en redes, videojuegos o música es clave para cambiar modelos de conducta.

👥 ¿Qué papel juega la comunidad?

La violencia no solo es un problema individual. Es también un síntoma de una comunidad herida. El aislamiento, la desconfianza y la falta de apoyo generan terreno fértil para el conflicto. Por eso, fomentar redes de apoyo, espacios de escucha y referentes positivos puede marcar una gran diferencia.

Como sociedad, estamos llamados no solo a reaccionar ante la violencia, sino a cultivar la paz en lo cotidiano: en la forma en que tratamos a los demás, en cómo resolvemos nuestras diferencias, en cómo educamos a los más jóvenes.

✅ Conclusión: La violencia se aprende, pero también se puede desaprender

Nadie nace violento. Pero sí podemos aprender —por modelado, por repetición o por desesperanza— que la agresión es la única salida. Lo importante es ofrecer alternativas, acompañar y prevenir desde una mirada integral.
Porque cada vez que evitamos que una chispa se convierta en incendio, estamos haciendo un mundo más habitable.


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Sobre el autor de este artículo

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

Javier Barreiro

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

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