Dietas en primavera y verano: el impacto psicológico que no siempre vemos

Con la llegada del buen tiempo, muchas personas sienten una presión renovada por cambiar su cuerpo. Las redes sociales se llenan de mensajes sobre «operación bikini», y los gimnasios y dietas relámpago ganan protagonismo.

Aunque estos cambios pueden parecer inofensivos, ¿qué efectos tienen en nuestra salud mental?

En este artículo exploramos el impacto psicológico de las dietas en primavera y verano, y por qué es importante prestar atención a lo que sentimos, no solo a lo que comemos.

El ciclo estacional de la autoexigencia

“Operación bikini” y la cultura de la delgadez

La llegada de la primavera no solo trae flores y días más largos, también reactiva un discurso social persistente: la necesidad de «mejorar» nuestro cuerpo. El ideal de delgadez se intensifica en estos meses, y con él, aumentan las comparaciones, la insatisfacción corporal y la ansiedad.

Según un estudio publicado en Body Image (2016), los meses previos al verano están asociados con un aumento significativo de la preocupación por el peso, especialmente en mujeres jóvenes (ver estudio).

Dietas rápidas, resultados lentos (y consecuencias emocionales)

Las dietas restrictivas pueden ofrecer resultados rápidos, pero suelen ir acompañadas de frustración, culpa y un efecto rebote físico y emocional. Muchas personas entran en un ciclo de control, restricción y descontrol que no solo afecta su relación con la comida, sino también con su cuerpo y autoestima.

¿Qué efectos psicológicos tienen las dietas estacionales?

Ansiedad y culpabilidad

La constante presión por perder peso genera un estado de vigilancia mental que agota. Comer deja de ser un acto placentero y se convierte en una fuente de ansiedad. Si se «rompe» la dieta, aparecen emociones como la culpa, el enfado con uno mismo o la vergüenza.

Esto se relaciona con el concepto de indefensión aprendida de Seligman: cuando una persona siente que haga lo que haga no logrará sentirse bien con su cuerpo, puede rendirse emocionalmente y entrar en un estado de desesperanza.

Trastornos de la conducta alimentaria: un riesgo silencioso

Aunque no todas las personas que hacen dieta desarrollarán un trastorno, la exposición continua a mensajes de control corporal aumenta el riesgo, especialmente en adolescentes. Las dietas pueden ser la puerta de entrada a comportamientos más peligrosos como el atracón, la purga o el ayuno extremo.

La psicóloga Susan Nolan-Hoeksema explicaba que la rumiación sobre el cuerpo y la comida puede convertirse en un ciclo obsesivo difícil de romper, afectando otras áreas de la vida como las relaciones sociales o el rendimiento académico o laboral.

Claves para cuidar la salud mental en primavera-verano

Cuestiona el mensaje social

¿De dónde viene tu deseo de cambiar tu cuerpo? ¿Realmente lo necesitas o responde a una presión externa? Detenerse a reflexionar sobre estas preguntas puede ayudarte a tomar decisiones más saludables y alineadas con tus valores.

Conecta con tu cuerpo desde el autocuidado, no desde la exigencia

En lugar de enfocarte en el peso, piensa en cómo te sientes. Mover el cuerpo, comer de forma variada y descansar bien son formas de cuidarlo, no de castigarlo. El cuerpo no es un proyecto de verano, es tu hogar todo el año.

Habla con un profesional si lo necesitas

Si notas que tu relación con la comida o tu imagen corporal te genera malestar, no estás solo. La psicoterapia puede ayudarte a entender de dónde vienen esas emociones y aprender nuevas formas de relacionarte contigo mismo.

Nuestra conclusión sobre las dietas «bikini»

Las dietas en primavera y verano son más que un cambio de menú: reflejan y alimentan creencias sociales que impactan directamente en nuestra salud mental. Observar estos efectos con una mirada crítica y compasiva nos permite cuidarnos de forma más integral.

Porque un cuerpo cuidado también es un cuerpo que se siente bien por dentro.


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Sobre el autor de este artículo

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

Javier Barreiro

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

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