Salud mental y cambio climático: cómo las olas de calor afectan nuestro equilibrio psicológico

¿Te has sentido más irritable, cansado o ansioso en los últimos días de calor extremo? No estás solo. Cada vez más estudios demuestran que el cambio climático no solo impacta al planeta, también está teniendo efectos directos sobre nuestra salud mental.

En este artículo exploramos cómo las olas de calor y los fenómenos climáticos extremos pueden influir en nuestro estado psicológico y qué podemos hacer para cuidarnos mejor en medio de este nuevo escenario climático.

¿Qué relación hay entre salud mental y cambio climático?

Las alteraciones del clima, como las olas de calor prolongadas, no solo afectan a la agricultura o al suministro de agua. También influyen directamente en cómo pensamos, sentimos y actuamos. La palabra clave aquí es «estrés climático», un término cada vez más presente en la literatura científica.

Según la American Psychological Association (APA), fenómenos como el aumento de temperaturas, incendios forestales o inundaciones pueden derivar en síntomas de ansiedad, depresión, trastornos del sueño o incluso estrés postraumático.
APA – Climate Change and Mental Health

Olas de calor y efectos psicológicos inmediatos

Las olas de calor, como las que estamos viviendo este verano, generan una sobrecarga en el organismo que no solo es física. El cuerpo se esfuerza por mantener una temperatura estable, y eso incrementa la fatiga, disminuye la concentración y aumenta la irritabilidad.

Ejemplo cotidiano: piensa en ese día de más de 40 °C, cuando no puedes dormir bien y cualquier contratiempo te sacaba de quicio. El calor sostenido genera una sensación de agotamiento que disminuye nuestra capacidad para regular emociones, justo cuando más lo necesitamos.

Un estudio publicado en Nature Climate Change (2022) encontró que las emergencias por salud mental aumentan de manera significativa durante los días más calurosos, sobre todo en personas con trastornos de ansiedad previos.
Nature Climate Change

Ecoansiedad y duelo ecológico: el impacto emocional del futuro climático

No es solo el presente. Muchas personas experimentan una sensación persistente de angustia al pensar en el futuro del planeta. Este fenómeno se conoce como ecoansiedad, y afecta sobre todo a adolescentes y jóvenes.

Metáfora útil: es como vivir con una alarma de fondo que no se apaga. Sabes que algo va mal, pero no sabes exactamente qué hacer ni cuándo ocurrirá lo peor. Esa incertidumbre mantenida en el tiempo es un caldo de cultivo para la ansiedad y el bloqueo emocional.

Además, hay quienes ya sufren un duelo ecológico, una forma de tristeza vinculada a la pérdida de paisajes naturales, cambios irreversibles en el entorno o la extinción de especies. No son emociones exageradas, sino reacciones humanas ante un entorno que se transforma de forma acelerada.

Cambios psicológicos silenciosos: irritabilidad, ansiedad y desconexión

El calor extremo también está relacionado con un aumento en los conflictos interpersonales, reacciones agresivas y menor tolerancia a la frustración. No se trata solo de “estar de mal humor”. Es un cambio en la autorregulación emocional motivado por la sobrecarga fisiológica.

El psicólogo Martin Seligman, en sus estudios sobre indefensión aprendida, explicó cómo la percepción de no tener control sobre nuestro entorno puede llevar a un estado de pasividad emocional. Con el cambio climático ocurre algo similar: muchas personas sienten que, hagan lo que hagan, el mundo seguirá empeorando.

Esta percepción puede derivar en dos respuestas: desconexión emocional (mejor no pensar en ello para no sufrir) o activismo climático, que se convierte en una forma saludable de canalizar la angustia.

¿Qué podemos hacer para cuidarnos psicológicamente?

Aunque el contexto global parezca incontrolable, hay medidas concretas que puedes tomar para proteger tu bienestar mental frente al cambio climático:

  • Acepta y valida tus emociones: Sentir miedo, tristeza o frustración ante el cambio climático es lógico. Reprimirlo solo aumenta el malestar.
  • Cuida tu cuerpo para proteger tu mente: Durante olas de calor: hidrátate, prioriza el descanso, evita el sobreesfuerzo y busca ambientes frescos. El autocuidado físico es la base de la estabilidad emocional.
  • Habla del tema con otros: Compartir tu preocupación te ayuda a sentirte acompañado y reduce el aislamiento emocional.
  • Actúa dentro de tus posibilidades: Pequeños gestos ecológicos (reciclar, reducir consumo, informarte) pueden devolverte una sensación de control.
  • Busca ayuda psicológica si lo necesitas: No estás solo. Hay profesionales formados para ayudarte a atravesar estas emociones complejas.

A tener en cuenta en cuanto salud mental y cambio climático

El cambio climático no es solo una crisis ambiental, también es una crisis emocional. Reconocer cómo nos afecta es el primer paso para actuar y cuidarnos mejor. En tiempos de calor extremo, recordemos: proteger nuestro entorno es también proteger nuestra salud mental.


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Sobre el autor de este artículo

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

Javier Barreiro

Javier Barreiro Santamarta es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Psicólogo General Sanitario en Salamanca colegiado nº CL-3735. Máster en Psicología Clínica cognitivo-conductual, Máster en Terapia Breve Centrada en Soluciones y Máster en Recursos Humanos.

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